Unos días antes llegué a los "Tacos Mapimí", el puesto que mi amigo, Jorge "Mapimí" Rodríguez puso en la colonia Jacarandas, acababa de mudarse de la esquina habitual a la banqueta del gimnasio donde entrenan varias decenas de chicos y jóvenes que sueñan con convertirse en atletas profesionales.
"¿Qué hay que hacer?"- Me preguntó el Mapimí. Tenemos poco tiempo de estar conviviendo con la idea de concretar cosas, a los dos nos gusta hacer que las cosas pasen y aunque lo conocía de vista desde hace mucho, ahora que convivimos me parece un amigo honesto, con el que vale la pena emprender retos nuevos.
-"Hay que arreglar la arena. -Le respondí. Desde hace unos días, Mapimí y yo traemos la intención de iniciar con la limpieza de lo que hace muchos años fue El Coliseo Laguna, en unos meses lo vamos a habilitar para hacer, entre otras cosas, eventos de boxeo, que es un deporte que nos gusta y nos vinculó.
Luego le comenté de la película que estamos filmando. "El Puente de los Sueños", le enseñé un par de escenas a él y a su esposa y Mapimí se ofreció a presentarme algunos contactos que podrían ser patrocinadores de nuestra película. Dos horas después nos vimos en el bar Veracruz de la avenida Bravo, con un amigo de Mapimí, Isaac. Le platiqué brevemente del proyecto y pareció interesarse en la idea de patrocinarlo, además resultó tener una vida interesante, y yo, como soy contador de historias y entrevistador nato, me interesé en saber un poco más sobre su vida y sobre el trabajo que está haciendo en Finisterre, un municipio de 400 habitantes que se ubica a unos 22 kilómetros de la ciudad de "Chávez", o Francisco I. Madero, como originalmente se llama (aún no sé exactamente por qué razón la conocen como "Chávez").
"Finisterre", significa: lugar donde acababa el mundo fue bautizado por los romanos con el nombre en latín de Finis Terrae, literalmente, el "fin de la tierra", Finisterre en castellano. La ciudad más famosa que lleva el mismo nombre se encuentra en Galicia (al noroeste de España) y es uno de los puntos más occidentales de Europa continental. El pueblo de Finisterre al que fuimos no está en Europa, para llegar, rodeamos más de lo necesario porque por ahí nos llevó google maps, de regreso, descubrimos que hay un acceso mucho más adecuado.
Dos días después de ver a Isaac en el bar Veracruz, Mapimí y yo fuimos a visitarlo. En el camino nos paramos para tomar un par de fotos en los campos de algodón que sobreviven de loq eue fue una región próspera en algodón y uva. Aquí, en la Comarca Lagunera, me pareció muy romántico que todavía queden vestigios de ese cultivo que alguna vez fue tradicional. Cuando yo era un niño, la feria todavía se llamaba "Feria del Algodón y de la Uva".
En Finisterre vimos la obra que construye Joseph Isaac Contreras Alfaro. Quiere lograr que Finisterre sea declarado "Pueblo Mágico", un distintivo que técnicamente atraería el turismo a este lugar poco conocido de Coahuila. Para lograrlo, Isaac está invirtiendo en la construcción de una plaza, un zoológico, un establo y un castillo de piedra. Dice que hará también una playa artificial; en Finisterre no había agua, se encargó de perforar un pozo y cambió por completo las expectativas de la gente de esta localidad. Lo acompañan un grupo de personas especialistas en construcción para hacer eso posible. Isaac, tiene muchos años dedicado ala construcción en Estados Unidos y sabe del tema.
Dice que nació en Miami y su mamá tuvo que traerlo a este lugar cuando era un bebé, pues los empleadores de su madre le dieron a escoger, o se encargaba del niño o del trabajo, su mamá lo dejó al cuidado de su abuela, y fue hasta los 14 años, cuando murió la abuela de Isaac, que el pequeño regresó a Miami. Su madre trabajaba entonces en un restaurante donde le ofrecieron llevarse al niño a la Juventus de Turín, pero ella no quiso, pues Isaac había pasado mucho tiempo alejado de ella, no lo quería perder otra vez. Isaac jugaba bien al fútbol, dice que en Finisterre no había nada más que hacer, así que desarrolló las habilidades necesarias para que los dueños del restaurante le vieran cualidades como para "adoptarlo", cosa que no sucedió.
La vida extraordinaria de Isaac, lo puso frente al gimnasio de Angelo Dundee. Ahí se convirtió en boxeador. El gimnasio de Dundee estaba frente a la casa donde Isaac vivía en Miami en su adolescencia. Para contextualizarlos, Angelo Dundee fue entrenador de Muhammad Ali, un personaje al que admiré desde que tengo memoria y de quien pude estar cerca en varias ocasiones como entrevistador, una de las mejores experiencias de mi vida y mi profesión.
Resultó muy interesante para mí tener oportunidad de conversar con Isaac sobre esa parte de su vida, así que aprovechando que estábamos ahí, le hice una breve entrevista con el Iphone que compré expresamente para grabar video cuando es necesario, un equipo similar usamos en Catar previo al mundial, pues ni la policía ni la seguridad privada de los sitios donde grabamos, permitían que utilizara cualquier otra cámara de video.
Con un Iphone hicimos 10 programas de televisión para Estados Unidos, así es ya la tecnología.
Isaac llegó a Finisterre hace unos meses y desde entonces se decidió a involucrarse en los problemas de los ejidatarios de la región. Ya lo encarcelaron, amenazaron y balacearon, pero como su vocación reciente es de luchador social, Isaac sigue adelante, inspirado por el recuerdo de sus ídolos de la infancia. Malcolm "X", Martin Luther King, Gandhi... Isaac siente que su vida merece un propósito más grande y ahí la lleva, aunque todos piensen que está un poco loco. No tiene necesidad de meterse en esta clase de problemas, pero ahí está en Finisterre, levantando un castillo en medio de la nada. También entramos a la casa de Isaac, una cabaña extraordinaria que parece escenografía de Disney, también han trabajado para el parque de diversiones, por cierto, justamente diseñando estructuras de este tipo.
Antes de regresar a casa le dejamos algunos obsequios, unas playeras de la marca que comencé hace 10 años "überAlles" y una copia de mi libro "¡Bienvenidos al Extraordinario Mundo del Fracaso!". Conocimos a su amigo Sidney, un brasileño a todo dar que nos ofreció una fumada de su "vape mágico" que relaja y da risa, pero como mis pocas experiencias con esa esencia no fueron buenas en el pasado, decidí pasar, Mapimí tampoco quiso, así que nos regresamos, ahora si por el camino adecuado. Paramos en un oxxo por unos burritos, muy buenos, por cierto.
Están justo enfrente del letrero de colores que dice "Hidalgo", afuera del oxxo; más delante encontré un puesto de tamales y compré algunos paquetes, 6 tamales por 50 pesos en cada paquetito, resultaron una delicia (ya regresaremos por otra dosis). Antes del anochecer, nos paramos en el restaurante de Don Chito Marrufo, Mapimí me lo presentó, básicamente, Mapimí me está "presentando en sociedad", porque estuve mucho tiempo fuera de Coahuila y a él lo conoce todo mundo y casi todo mundo lo estima. Y digo casi, porque los únicos que quizá no lo estiman son los otros promotores de boxeo, que son tan malos, que les molesta y aterra la competencia. De la visita a Don Chito, les platicaré en otra ocasión. Seguimos buscando apoyo para la realización de "El Puente de los Sueños", nos regresamos con las manos vacías, pero conocimos historias buenas que seguro traerán también cosas cada vez mejores.