Por: Aquiles Castañeda Böhmer
México siempre se ha caracterizado por generar buenos exponentes del boxeo, sin duda somos un país que destaca por la gran cantidad de boxeadores de buen nivel que en algún momento de sus vidas se convierten en campeones mundiales, un hecho que sin duda les cambia la vida y les da acceso a un futuro, que sin el boxeo se veía sombrío. Eso ofrece el boxeo para muchos jóvenes, una alternativa de ser y trascender; lo decía Don José Sulaimán: “Sin el boxeo, miles de jóvenes de México no tendrían otra opción que perderse en los vicios que abundan en la marginación y en las calles”.
SIn embargo, no necesariamente los boxeadores son seres humanos sin preparación académica, hay muchos casos, cada vez más frecuentes, en los que al boxeo llegan jóvenes que entendieron que el deporte es un complemento a sus vidas y que siendo atletas, aun destacados, sus carreras productivas en el profesionalismo están limitadas por la edad y la plenitud de cualidades físicas. El boxeo no es sinónimo de falta de oportunidades o carencia de preparación académica, uno de esos ejemplos es precisamente el estelarista de la función de box del próximo sábado, David Picasso. David es estudiante de Física, en la Facultad de Ciencias de la Universidad Nacional Autónoma de México, tiene apenas 19 años de edad, y en diciembre del año pasado, dio un paso importante en su carrera deportiva; venciendo a Anthony Jiménez, se convirtió en campeón intercontinental pluma del Consejo Mundial de Boxeo. Picasso quiere estudiar Neurociencias, pero en el camino, sin dejar de lado el estudio, planea convertirse en campeón del mundo, un reto que sin duda se antoja complicado, pero no imposible. Apenas el 25 de marzo se cumplirán tres años del debut de Alan David Picasso Romero, comenzó ligando cuatro victorias y la derrota, vino de la mano de Martín Jiménez, en su quito combate, desde entonces Picasso ligó ocho triunfos más, para un récord de 12 combates ganados, 5 de ellos por nocaut y apenas una derrota en la que también fue noqueado.
La sangre nueva del boxeo son ellos, relevos generacionales de las grandes figuras que encontraron amor en este deporte que requiere de tanta disciplina y sacrificios, quizá como ningún otro, pues en pocas prácticas se pone en juego la integridad física, e incluso la vida. Admirador de Óscar de la Hoya y Ricardo López, Muhammad Alí y Manny Pacquiao, Picasso persigue su sueño cuando se despierta a diario a las cuatro y media de la mañana, para iniciar con trote a las cinco horas, después el entrenamiento habitual, antes de ir a Ciudad Universitaria, al término del día de clases, una nueva sesión de entrenamiento, esa es la rutina del joven que quiere romper el paradigma del arquetipo del boxeador. El próximo sábado en el Auditorio Municipal de Tijuana, Picasso tiene un reto sumamente complejo, enfrentará al sonorense Jesús “Chinito” Quijada, un peleador de 16 combates ganados, 11 nocauts y 2 derrotas; la pelea será sin duda, un parteaguas para la carrera de quien resulte vencedor.