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Los de las "camionetotas"

  • Foto del escritor: redcomarcamx
    redcomarcamx
  • hace 5 días
  • 4 Min. de lectura

No hay una forma precisa de resolver un conflicto que cambia de forma constantemente. Los empresarios de todos los niveles se quejan de la extorsión. Desde el que vende ganado, el que transporta, el que construye, el que vende pollo y pollinaza como alimento para el ganado, el que depende de los canales de riego para cultivar... En todos los casos hay una persona o un grupo imponiendo una cuota o condiciones ajenas a las "formales", impuestas por el municipio, el estado o el gobierno federal.


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Debajo de ese sector que podría considerarse "privilegiado" por pertenecer a la clase empresarial, debajo de los dueños de esos negocios, los de las "camionetotas" que la presidente Sheinbaum criticó algún día en la mañanera, está el sector de los pequeños comercios, que también reciben extorsiones. Primero telefónica, luego personal para el cobro del derecho de piso, una cuota impuesta por criminales que determinan el monto a partir de lo que presuponen que el negocio genera. Eso sucede todavía en Gómez Palacio, y las extorsiones a los primeros, las de los productores, ganaderos y transportistas, parar un rato, luego continúan después de transformarse. A veces es algún sindicato, a veces un "coyote" o intermediario.


Bajo esta circunstancia que parece ser ya algo a lo que el sector productivo debería estar acostumbrado, varios sectores levantan la voz, algunas veces con mayor fuerza, depende de lo profundo del hartazgo, y una vez que el tema se arregla por la intervención de alguna autoridad, los empresarios bajan la guardia, los criminales encuentran un nuevo camino por la vía de la corrupción, y las extorsiones regresan; generalmente con mayor fuerza y sin oposición. El proceso se repite y un par de meses bastan para que los extorsionadores vuelvan a capitalizarse, algunos de ellos deciden entrar formalmente a organizaciones políticas, lo que les va asegurando un mayor control y un mayor poder, hasta que eventualmente la extorsión se formaliza como una cuota o impuesto.


Hubo una lucha reciente en esta región, empresarios de esos de "camionetota", se cansaron de la falta de atención del gobernador de Durango y de la frialdad con la que el tema se tocó desde el gobierno federal. Algunos argumentaban que esta desatención que permitió el crecimiento desmedido de la confianza que los extorsionadores tuvieron (o tienen), venía desde el gobierno de López Obrador, cuando Ricardo Mejía, entonces subsecretario de seguridad y protección ciudadana, respondió a los denunciantes, empresarios de La Laguna de Durango, que se defendieran por sus propios medios:

"¿Y luego? ¿Por qué no hacen nada? Qué no se diga que los laguneros somos culos". Es más o menos lo que recibieron como respuesta tras denunciar que las extorsiones eran insostenibles.

Varios años después, en agosto de 2025, ese mismo grupo logró organizarse parcialmente para hacer equipo y denunciar públicamente las extorsiones, haciendo un llamado conjunto a la presidente Sheinbaum y a quien hasta hoy funge como subsecretario de seguridad en México, Omar García Harfuch.


Desde palacio nacional, la presidente aseguró que Omar (García) los recibía a cada rato y que se investigarían las denuncias de extorsión contra el sindicato CATEM, señalado como vía de parte de las extorsiones o de todas las extorsiones. EL sindicato respondió pidiendo pruebas que aparentemente nunca lograron presentarse, o que, cuando se presentaron, generaron agresiones casi inmediatas para algunos de los denunciantes.


El tema escaló por algunas semanas, luego, la CATEM en Gómez Palacio se cerró, según declaraciones del gobernador de Durango, por instrucciones que él mismo giró a la autoridad. Pero ese cierre difícilmente representa el "fin" para el sindicato en la región. Una oficina no es una organización. El sindicato opera desde otra sede, o remotamente, como operaron muchas organizaciones y empresas en pandemia. Aún así, sin pruebas no hay delito, no hay extorsión y tampoco debería de haber culpables.


El mismo dirigente nacional de la CATEM y Diputado federal, Pedro Haces, defendió el trabajo del dirigente regional y desconoció públicamente a otro a quien, se ha señalado como parte de un cártel criminal, otra vez, solo en medios. No se sabe hasta hoy de un expediente formal contra algún dirigente de CATEM, así, más allá de cientos de publicaciones en redes sociales, nada cambia, no tendría razón para cambiar, y por tanto, tampoco habría razón para mantener cerradas las oficinas de la CATEM en Gómez Palacio.


La lejanía del gobernador con ese sector fue marcando una brecha cada vez mayor. Pero el 24 de noviembre, uno de los empresarios del sector de la importación de ganado a Estados Unidos, Grupo PA´Lante, publicó una carta manifestando su agradecimiento al gobernador Esteban Villegas, por acabar con las extorsiones que lograron que los ganaderos de la región ya pudieran operar con libertad. Así se lee, tal cual. El comunicado anunció el fin de las extorsiones en el estado. Lo que indica que algo funcionó a la perfección. Se sabe que hoy, la intervención del ejército, el mando único y la guardia nacional han logrado disminuir esa parte de las extorsiones, que ese sector del que hablamos al inicio goza de mayor tranquilidad, libre de extorsiones, y que en general, en La Laguna de Durango se respira paz y brilla más el sol desde el 24 de noviembre. Qué bonito, qué hermoso, ojalá que dure muchos años.



La situación deja muchas enseñanzas. La primera es que la unión de verdad genera fuerza, que la guerra de información tuvo algunos resultados que, aunque endebles por carecer de pruebas, mueven las cosas hacia un punto favorable en el que los temas se discuten y las autoridades prestan atención, la segunda es que estas situaciones se repiten cuando las medidas adoptadas se abandonan y que en algunas semanas, meses o años, esa tranquilidad, esa paz y ese brillo del sol se volverá a opacar. Los primeros denunciantes afectados volverán a quedarse solos, a merced de los criminales, pagarán por su libertad y aceptarán las extorsiones, hasta que el problema toque a más empresarios y sea otra vez un "mal de muchos", entonces regresarán los comunicados, las denuncias informales, el miedo... El ciclo se reiniciará, los empresarios y los de las "camionetotas" volverán a perder millones, se les señalará públicamente desde palacio nacional, los llamarán agitadores, partidistas, opositores...



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