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  • Foto del escritorredcomarcamx

El circo de la ignorancia

Las conferencias matutinas del presidente López Obrador a las que se conoce como "mañaneras" están plagadas de extras que fingen ser periodistas, son los personajes protagónicos de cada sesión, los mismos que leen textos dictados por el departamento de Comunicación de Presidencia de la República o que hacen preguntas "a modo", para que el presidente hable de los temas que él quiere y que así, el tiempo se consuma sin tocar a fondo las preguntas que hacen otros, quienes llegan buscando obtener respuestas a temas serios, como la falta de estrategias de seguridad, economía, salud... básicamente, la falta de estrategias para todo; está claro que ningún periodista serio obtendrá repuestas objetivas o sensatas. Ese montaje que lastimosamente guía la información del día en diarios digitales y noticieros, está hecho para todo, menos para informar con seriedad, al menos no por parte de López Obrador.

Sorprende que algunos reporteros sigan llendo a buscar respuestas de ese personaje al que elegimos presidente y que ha demostrado ser neófito en incapaz para resolver cualquier tipo de tema trascendente para el país, a López Obrador le montan un templete para hacer rifas, escupir odio y amedrentar, mientras se disfraza de humanista y pacifista. Ante la incapacidad tacita propia y de la mayor parte de su gabinete, Andrés Manuel López Obrador seguirá culpando a los conservadores de los problemas que ahora son su responsabilidad, los que aseguró resolver tan pronto llegara a la presidencia; el mandatario se lavará las manos como la lo hizo el primer año.

Su diálogo no cambiará, ni en un año más, quizá ni en seis, o los que sean necesarios, siempre tendrá a uno o varios conservadores a quienes culpar de los problemas que jamás será capaz de resolver, porque su cabeza no le da para eso y se rodeó de personas que lo adulan, aunque no le crean, personas que igual que él, estuvieron sedientas de poder más de una década. Será una lástima que este sexenio sea recordado porque el trabajo del presidente consistió en despertar todos los días para hacer una conferencia de lunes a viernes en la que jamás dio respuesta a nada que nos interese y solo para confirmar que su palabra no tiene el mínimo valor.

Quizá no es su culpa, nosotros lo elegimos, o por lo menos, los que no votamos por él tampoco fuimos mayoría. La tendencia de su popularidad va a la baja, pero busca controlar el INE, pues es lo único que lo separa de perpetuarse, sin la necesidad de reelección, pero poniendo a su candidato en el poder, como se hizo antes; Obrador busca cumplir los proyectos que aunque sin sentido, sí son de su capricho: su aeropuerto, su tren y su refinería. El presidente sabe que no vale, entiende que el país le quedó grande y ¿Cómo no? Si jamás administró al menos una cafetería donde no hubiera dinero público que gastar. Cuestionar a López Obrador, incluso exhibirlo en sus mentiras, para lo único que servirá, es quizá para estelarizar un video viral de dos o tres días. Tan pronto obtenga el INE, este país se encontrará perdido por completo, a merced de un tipo que padece demencia senil y un gran resentimiento. Que no quepa duda que los únicos beneficiados en este sexenio serán sus hijos y sus incondicionales, Manuel Bartlett y Alfonso Romo.

Mientras México se cae, mientras incendian el centro histórico protestando por los feminicidios en aumento, mientras Ovidio Guzmán sigue libre y luchan contra "El Mencho" y "El Marro" para dejarle el camino libre a un solo cártel, mientras miles de niños con cáncer no pueden atender su tratamiento por el desabasto de medicamentos, con la economía hacia abajo y un país en picada, la prioridad de López Obrador es una estúpida rifa y despertarse cada mañana a mentir, en el circo que diseñó para los que menos cuestionan. Este es su circo de la ignorancia.

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