Desde la oficina de Mario Delgado, ayer domingo muy temprano, comenzaron a llamar a los seis contrincantes del proceso interno de Morena cuya encuesta aún se está llevando a cabo y ha presentado serios problemas de logística y denuncias de irregularidades por parte de los equipos de los aspirantes. La llamada era para confirmarles que el martes, a las 10 de la mañana, en las oficinas del presidente del CEN morenista, están convocados todos para un encuentro en el que les darán a conocer los resultados finales de la encuesta partidista para elegir al coordinador o coordinadora para la Defensa de la 4T.
La comunicación de Delgado y el citatorio tomaron por sorpresa a varios de los aspirantes, sobre todo porque, ante los retrasos y problemas logísticos para levantar la encuesta, la dirigencia y el Consejo Nacional les acaban de informar a los contendientes que el levantamiento del sondeo se alargaría un día más de lo previsto y terminaría, no ayer domingo como originalmente se preveía, sino hasta este lunes, con lo cual apenas les quedaría un día para procesar las decenas de miles de papeletas que se levantaron en más de 3,500 secciones electorales del país, según definió la propia dirigencia morenista.
¿Y entonces?, se preguntaban los aspirantes, ¿van a procesar todo en unas horas para darles a conocer el resultado el martes a las 10 de la mañana? Las dudas que ha dejado el levantamiento y la organización de la encuesta morenista se manifestaron en una serie de denuncias y quejas de irregularidades en la realización del sondeo por parte de varios de los aspirantes, especialmente Marcelo Ebrard. Y es que, según datos que dan los propios morenistas, hasta el sábado nada más se ha avanzado en la mitad de las secciones electorales que debían ser encuestadas. De la meta original que era de 3 mil a 3 mil 500 cuestionarios, hasta el pasado sábado colaboradores de varios de los aspirantes decían que solo llevaban la mitad. ¿Cómo van a dar los resultados entonces si no han terminado?
Lo más grave es que en casi la totalidad de las quejas que se presentaron ante la Comisión Nacional de Elecciones de Morena, por parte de los representantes de los aspirantes, se referían a fallas de la propia comisión y de la encuestadora del partido que era la responsable de realizar el sondeo. En la mayoría de los casos el que no llegaba a tiempo a los levantamientos era el enviado de CEN de Morena, que es el que debía llevar las papeletas donde responderían los encuestados y la urna transparente para depositar los votos; llegaba con varias horas de retraso al punto donde debía ver a los representantes de las corcholatas o de plano no llegaba. Esa fue la principal denuncia de los contrincantes y acaparó un 60% de las quejas sobre irregularidades en el levantamiento de la encuesta.
La segunda queja que más incidencia tuvo fue que los encuestadores del partido no respetaron la regla de que ningún hogar o casa que tuviera propaganda visible a favor de alguno de los aspirantes sería encuestada. En muchos casos los representantes se quejaron de que se encuestó a los habitantes de viviendas donde había propaganda evidente en forma de bardas, lonas o espectaculares en los domicilios seleccionados, que nunca fueron retirados. La que más publicidad tenía en las viviendas, de acuerdo con las quejas, era Claudia Sheinbaum, el segundo era Adán Augusto López y el tercero Marcelo Ebrard.
La tercera queja más común en la encuesta morenista fue la intimidación del crimen organizado. En varias secciones o municipios a los encuestadores de Morena los detuvieron grupos armados del narcotráfico sobre todo en los estados de Michoacán, Guerrero, Zacatecas y el Estado de México en su parte sur que limita con Guerrero. “¿Qué andan haciendo aquí?”, les preguntaban los narcos armados y cuando respondían que estaban levantando la encuesta de Morena, en algunos casos, los menos, los dejaban continuar, pero en la mayoría de las intimidaciones terminaban con los morenistas y sus encuestadores huyendo despavoridos del lugar sin levantar su encuesta.
La presidenta de la Comisión Nacional de Elecciones, Ivonne Cisneros, no solo terminó impugnada desde antes de comenzar el sondeo, por sus vínculos de simpatía con Claudia Sheinbaum, sino que al final terminó completamente rebasada y cuestionada por falta de capacidad para organizar y levantar la encuesta, al grado que varios aspirantes pidieron su renuncia. El dirigente nacional, Mario Delgado, también fue rebasado e incumplió su promesa pública y a los aspirantes de que la encuesta sería profesional, seria y transparente.
Por eso sorprende la decisión de adelantar los resultados casi dos días. Mario Delgado y el CEN morenista tendrán que dar una explicación clara y puntual de qué fue lo que pasó y por qué se cometieron tantas fallas, errores y retrasos en el levantamiento de una encuesta que fue planeada durante varios meses.
Hay una versión que circula entre los representantes de las corcholatas, que afirma que la decisión de la dirigencia de anticipar al martes la definición y dárselas a conocer, tiene que ver con algunos de los resultados del sondeo en algunos estados de la República que ya están siendo procesados por el partido y en los que Marcelo adelanta en Chihuahua, Nuevo León y Tamaulipas; mientras que Adán Augusto lleva la delantera en Tabasco, Baja California Sur y Nayarit; y Claudia aparece adelante en Veracruz y el Estado de México. Es decir, que Sheinbaum se fue a segundo lugar en varios estados y eso no coincide con lo que anticipaban la mayoría de las encuestas sobre la “favorita” que supuestamente ganaba en todos los sondeos previamente conocidos.
Tal vez eso explique la premura por dar antes los resultados finales, pero al final a Morena le terminó pasando con sus encuestas lo mismo que al Frente Amplio por México, que Beatriz Paredes comenzó a rebasar a Xóchitl Gálvez en los sondeos cuando todos decían que la favorita era la hidalguense. Y quizás también cuente en este adelantamiento de sus tiempos que precisamente la oposición ya definió y aclamó ayer a su candidata en un mitin en el Ángel de la Independencia y los morenistas no quieren dejarle la cancha política a libre a Xóchitl y nombrarán a su coordinador este martes.
A reserva de lo que suceda mañana por la mañana en la sede nacional de Morena y de cómo reaccionen todos los aspirantes a la definición que les dará a conocer Mario Delgado —especialmente Marcelo Ebrard que sigue siendo la gran incógnita para el oficialismo— todo indica que las encuestas fallaron como método de elección de aspirantes presidenciales, no sólo al partido gobernante, que se le hizo bolas el engrudo para levantar una encuesta nacional, sino también al Frente Amplio por México, que terminó también adelantando sus resultados por tres días y cancelando la votación mediante presiones para que declinara Beatriz Paredes y se nombrara a Xóchitl candidata por aclamación.
Eso deja una buena lección para futuras sucesiones presidenciales: si los partidos realmente quieren transparencia, democracia y participación de los ciudadanos en sus procesos internos, tendrán que recurrir a las elecciones primarias y dejarse de encuestas y simulaciones que no le resultaron a ninguno de los dos, ni a Morena ni al frente opositor, como un método de selección claro, democrático y transparente.
Y aquí lo más extraño es que se supone que Morena lleva desde 2014, más de 9 años, levantando y procesando encuestas para seleccionar a sus candidatos y, a decir de encuestadores expertos y serios consultados por esta columna, “no es posible que hayan tenido todos esos problemas de logística tan graves y tan burdos”. Eso evidencia que tal vez todas las encuestas o buena parte de las que hizo en estos nueve años para elegir lo mismo candidatos a alcaldes, diputados, senadores y gobernadores fueron pura simulación. O una de dos: o no hacían encuestas en Morena y simulaban siempre los resultados con lo que decidía el dedo de López Obrador o las encuestas que hacían se las maquilaban a modo encuestadoras privadas, pero ellos las presentaban como propias.
En conclusión, todo este relajo de procesos de selección y encuestas, confirma lo dicho por el gran escritor Mark Twain hace más de un siglo, que en el mundo hay tres tipos de mentiras: las pequeñas mentiras, las grandes mentiras y las encuestas