Calladito se ve más bonito

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Dicen que el silencio es de sabios, pero parece que algunos políticos insisten en contradecir esa máxima. Es el caso del exalcalde José Ángel Pérez, quien en sus redes sociales tuvo el atrevimiento de presumir que hace 20 años gobernó esta ciudad. Quizá olvida —o finge olvidar— que su administración no es recordada precisamente por sus logros, sino por su incapacidad para poner orden ni siquiera entre los suyos.

Basta con recordar que, en su gestión, los policías ignoraban sus instrucciones, lo cual simboliza la debilidad de un liderazgo que nunca fue tal. Más grave aún: las decisiones importantes de la Presidencia Municipal no las tomaba él, sino su asesor de confianza, un personaje que empezó siendo su chofer y terminó convertido en cómplice de los enjuagues que marcaron ese trienio gris.

El exalcalde Pérez dejó tras de sí un legado de olvido. Nada relevante, ninguna obra transformadora, ningún proyecto que haya cambiado el rumbo de la ciudad. Su paso por la política fue como una sombra pasajera: se notó más por las ausencias que por las presencias. Y ahora, en el ocaso de su carrera, busca micrófonos que ya no se abren y partidos que tampoco lo toman en serio.

Quienes lo ven en las mañanas, caminando solo por el bosque Venustiano Carranza, saben que su figura pública está tan desierta como el estadio del Santos en día sin partido. Lo dicho: calladito se ve más bonito.