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  • Foto del escritorredcomarcamx

El Cuento del Presidente que se Pedorreó en Vivo


Érase una vez, en un país llamado Fictilanda, un presidente llamado Martín Gaspar. Martín era conocido por su carisma y su habilidad para comunicarse con la gente, pero también por su tendencia a hablar mucho y a menudo en público.


Un día, Martín Gaspar estaba programado para dar una conferencia de prensa muy importante. Estaba llamando a uno de los líderes mundiales para discutir un tema de gran relevancia internacional. La conferencia de prensa y la llamada se transmitirían en vivo en todo el mundo.


Martín se encontraba en su oficina presidencial, rodeado de asesores y cámaras, mientras sostenía el teléfono en una mano y el discurso en la otra. Mientras hablaba con el líder extranjero, Martín comenzó a sentir un extraño y repentino malestar en su estómago. Intentó mantener la compostura y continuó la conversación, pero el malestar se intensificaba.


En un momento crucial de la llamada, cuando estaba a punto de abordar un tema político delicado, un sonido inconfundible llenó la habitación. El presidente Martín Gaspar se había pedorreado en pleno aire en vivo. El silencio abrumador invadió la habitación mientras todos los presentes quedaron estupefactos.


El líder extranjero al otro lado de la línea no pudo evitar escuchar el ruido, y su rostro mostró una mezcla de sorpresa y confusión. Martín se sintió completamente avergonzado, pero decidió enfrentar la situación con humor y honestidad. Miró a la cámara con una sonrisa nerviosa y dijo: "Parece que hemos tenido un pequeño contratiempo aquí, pero en Fictilanda, la transparencia es fundamental. Sigamos con nuestra conversación, ¿de acuerdo?".


El líder extranjero, sorprendido por la respuesta de Martín, finalmente sonrió y continuaron su conversación como si nada hubiera pasado. La sala estalló en risas y aplausos, y el incidente se volvió tendencia en las redes sociales, pero Martín Gaspar demostró una gran habilidad para lidiar con la adversidad de una manera inusual y admirable.


A partir de ese día, el presidente Martín Gaspar se ganó la simpatía de la gente en todo el mundo y se convirtió en un símbolo de honestidad y capacidad para manejar situaciones incómodas. La anécdota del "pedo presidencial" se convirtió en parte de la historia de Fictilanda, demostrando que, a veces, la humildad y el sentido del humor pueden ser las mejores armas para enfrentar los momentos incómodos en la vida pública.


Ahora veamos este caso. Le sucedió a López Obrador, hay quien asegura que incluso manchó los pantalones, pues no se pedorreó una vez, sino tres veces durante la llamada telefónica.

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