La ludopatía es una patología que consiste en la alteración progresiva del comportamiento por la que el individuo experimenta una necesidad incontrolable de jugar, por encima de cualquier consecuencia negativa. Está reconocida como enfermedad por la Organización Mundial de la Salud y por la Asociación Americana de Psiquiatría (APA). La ludopatía se produce en los juegos que tienen capacidad adictiva, que son aquellos en los que transcurre poco tiempo entre la apuesta y el premio conseguido. Jerónimo Saiz, miembro del Comité Ejecutivo de la Sociedad Española de Psiquiatría y patrono de la Fundación Española de Psiquiatría y Salud Mental, explica que “el juego asociado a la ludopatía es el que tiene lugar en bingos casinos y juegos online”. Según el especialista, “el ludópata es como un drogodependiente que necesita el juego y hace lo que sea por jugar, es decir, convierte el juego en una primera necesidad urgente”. La Federación española de Jugadores de Azar Rehabilitados (Fejar) añade que el juego es patológico cuando la persona piensa, vive y actúa en función del mismo, dejando de lado o en un segundo escalón otros objetivos y necesidades. Aunque la ludopatía sea una adicción que no tiene como referencia material una sustancia, el ludópata presenta los mismos rasgos que un adicto: Repetición de una conducta o acción que resulta placentera y aumento de su frecuencia para obtener los efectos deseados. Diferentes sustancias químicas, como la dopamina y las endorfinas, actúan como estimulantes y refuerzan las conductas patológicas. Pérdida de control de la persona derivada del fallo de los mecanismos cerebrales de inhibición de la conducta . Aparición del síndrome de abstinencia si se interrumpe el hábito.
Causas La ludopatía no tiene una relación directa con ninguna causa concreta, sino que es un conjunto de factores lo que puede conducir a desarrollar un trastorno de juego patológico. Aunque es una enfermedad que se desarrolla de forma diferente en función de la predisposición y el entorno del individuo, se establecen diferentes factores de riesgo: Genética Parece que la dotación genética influye en la ludopatía, ya que se ha constatado que los hijos de padres jugadores tienen mayor riesgo de acabar siendo ludópatas que los hijos de personas no jugadoras. No obstante, el juego no es un rasgo físico o psíquico que se transmita de padres a hijos, sino que lo que el hijo hereda es una cierta propensión a hacerse adicto en caso de exponerse al juego. Entorno familiar y social El entorno más directo (padres y educadores) representa el modelo de aprendizaje e imitación de muchos jóvenes. Si se fomenta el juego sin restricción o se practica como un hábito normal dentro del entorno, existe el riesgo de que más adelante el joven se convierta en un jugador patológico. Por otro lado, el entorno social (amistades y grupos sociales en general), unido a un problema o falta de asertividad, también puede suponer un factor de riesgo. Problemas psicológicos y sociales Las personas que estén pasando por momentos de inestabilidad psicológica o que tenga problemas personales y sociales representan un grupo de riesgo importante a la hora de desarrollar ludopatía. El juego puede servir de escape para huir de la realidad y acabar convirtiéndose en un hábito patológico necesario. Estructura del juego y publicidad La mayoría de las formas de juego que pueden causar ludopatía; máquinas tragaperras, bingo, juegos de casino, etcétera, tienen un componente adictivo que se basa en la repetición de una conducta que se premia y que crea expectativas de ser premiada. Según Nieves Andrés, psicóloga, terapeuta de conducta y miembro del Colegio Oficial de Psicólogos de Castilla y León, “además de que muchos juegos están pensados para enganchar, si los jugadores asocian ese hábito a momentos determinados, como una pausa para tomarse el café o cualquier tipo de ocio y disfrute, se refuerza la acción de jugar y se puede llegar a convertir en una necesidad”. En algunos casos, existe publicidad que se lanza de forma constante y que refuerza la idea de que el juego puede ser un medio para resolver problemas económicos y otro tipo de situaciones conflictivas derivadas de la escasez económica.
La ludopatía se manifiesta a través de las consecuencias que derivan del juego patológico. Según Saiz, se hace visible a raíz de los cambios que el juego produce en los hábitos y conducta de los jugadores, que comienzan un período de autodestrucción.
Los signos que pueden indicar un caso de ludopatía son: Abandono de la vida laboral y social: Según explica Saiz, el juego empieza a ocupar un lugar preponderante en la vida de los individuos, que comienzan a despreocuparse de su vida laboral y de sus relaciones sociales. La pasividad repentina y la conducta excesivamente reservada, asociadas a factores como que la persona acuda de forma frecuente al casino o que esté constantemente apostando en internet, pueden indicar un caso de juego patológico. Problemas económicos: Gastos imprevistos, préstamos, falta de dinero, etcétera. Todo esto hace que el individuo pueda recurrir a la mentira para eludir responsabilidades y ocultar las consecuencias derivadas de su ludopatía. Trastornos de ansiedad y depresión: El ludópata tiene necesidad de seguir apostando, a pesar del daño que le hace. Su mente está preocupada por las apuestas, en obtener fórmulas para ganar y en conseguir dinero para apostar. Todo esto, unido al hecho de que en muchas ocasiones el ludópata no tiene acceso al juego, puede provocar trastornos de ansiedad. Por otro lado, el conjunto de problemas económicos, mentiras acumuladas, deterioro de las relaciones sociales y familiares y el resto de situaciones conflictivas que conlleva el juego patológico pueden conducir a una depresión. Cambios en la personalidad: Los problemas derivados de la ludopatía y la necesidad constante de jugar pueden producir cambios en la conducta, como irritabilidad, falta de comunicación o, incluso, agresividad.
Prevención En muchas sociedades el juego está considerado como un acto socialmente aceptado y forma parte de la cotidianidad. Una de las claves para prevenir la ludopatía es encontrar el límite entre el juego sano como actividad de ocio y el juego patológico o perjudicial; para ello son necesarias la información y la comunicación. Encontrar alternativas de ocio y mantener una vida ocupada también pueden ser una forma de prevención. Tipos Los tipos de ludopatía se determinan en función de la forma de juego a la que se enganche el individuo. Cada juego tiene su propia estructura y componente adictivo: Máquinas tragaperras: Su componente adictivo se basa en reforzar la conducta a través de premios. El individuo introduce una moneda y la máquina le premia esa conducta; aunque en la mayoría de ocasiones no se obtiene ninguna recompensa, siempre que la máquina otorgue algún premio reforzará la conducta de echar la moneda. También sigue otras estrategias visuales y auditivas, como la música reclamo. Juegos de azar: Aunque en este tipo de juegos (lotería, bingo, apuestas, etcétera) exista una intermitencia del refuerzo de la conducta (dependiendo del tipo de juego, es difícil conseguir un premio), se basan en el azar y la creación de expectativas, que en ocasiones se ven cumplidas y premian la conducta. Juegos de rol: Responde a un tipo de juego patológico que se aleja, en cierto grado, del perfil del ludópata tradicional. El principal componente adictivo de los juegos de rol es la huida de la realidad que ofrecen. Aunque quizá no se den los problemas económicos que acarrean otros tipos de ludopatía, causa el mismo deterioro y problemas personales y sociales que el resto.
Diagnóstico El diagnóstico de la ludopatía es posible a raíz de las consecuencias y síntomas del juego patológico. Nieves Andrés explica que lo más habitual es diagnosticar ludopatía cuando el grado de enfermedad es tal que ya existen consecuencias importantes derivadas de los malos hábitos (deudas que se acumulan, mentiras, acudir frecuentemente a casinos y lugares donde se puede jugar, etcétera). La evolución y el diagnóstico de la enfermedad, afirma Jerónimo Saiz, “es como entrar en una espiral donde se juega más de lo debido”. La espiral comienza con tener problemas con el juego, lo que acarrea problemas económicos y sociales, que a su vez desencadenan una serie de problemas psicológicos, como trastornos de ansiedad y depresión. Tratamientos
Para mejorar las posibilidades de éxito del tratamiento han de combinarse distintos tipos de terapias. La terapia farmacológica es de gran utilidad, ya que los medicamentos ayudan a frenar los impulsos y a manejar los sistemas de regulación de la conducta. Se pueden administrar fármacos inhibidores selectivos de la recaptación de la serotonina, empleados también en el tratamiento de la depresión. También se utiliza la naltrexona, un fármaco que frena la impulsividad. Es necesario que los fármacos se acompañen de psicoterapia individual, cuyo objetivo es reforzar las conductas positivas y suprimir las negativas. Saiz apunta que, para resolver un problema de adicción, hay que reconocer el problema y querer resolverlo. El especialista explica que, a partir de reconocer la situación y querer cambiarla, existen diferentes tipos de terapia donde la implicación familiar y del entorno desempeñan un papel crucial. Una de las claves para tratar la ludopatía es establecer un control externo, ya que no existe un control interno, a la hora de restringir el dinero: evitar que el paciente ludópata vaya solo al banco, impedir que acuda a casinos, etcétera. Además, muchas veces el juego sustituye carencias, por lo que hay que intentar reforzar ciertos factores, como las habilidades sociales o la autoestima, para darle al individuo ese pilar que le falta y que, de alguna manera, encuentra en el juego. Otros datos Existen diferencias en cuanto al sexo en la ludopatía. Jerónimo Saiz, miembro del Comité Ejecutivo de la Sociedad Española de Psiquiatría y patrono de la Fundación Española de Psiquiatría y Salud Mental, afirma en este sentido que se ha comprobado que en la ludopatía femenina se llega tarde al diagnóstico, pero se trata y evoluciona mejor que los hombres. Esto se puede explicar por la idea tradicional de sociedad donde la mujer tenía una menor contribución a la economía doméstica.