El divorcio es una situación difícil y muy dolorosa para la pareja, pero es mucho peor para los hijos. Las estadísticas no paran de crecer, y en los últimos años arrojan una realidad evidente. Según datos del Instituto Nacional de Estadística, el 76,6 por ciento de los divorcios en 2016 fueron de mutuo acuerdo, mientras que el 23,4 por ciento fueron contenciosos.
Con respecto a esto, los hijos suelen ser considerados las mayores víctimas de la separación. Su mundo, el hogar que hasta entonces habían conocido, se viene abajo sin que nadie, además, les pida opinión.
Se sabe que los niños que viven un divorcio son más propensos a desarrollar problemas personales y de conducta, aunque hay casos en los que no ocurre así si se tienen en cuenta ciertas medidas y precauciones.
Es evidente que una situación de divorcio va a afectar a los niños de alguna manera, pero no siempre tiene porqué ser traumática. Más que el divorcio en sí, lo que va a influir es el nivel de conflicto que hay. Si los padres no se ponen de acuerdo y los niños viven situaciones de gritos, peleas o insultos va a ser más traumático que si el divorcio es de mutuo acuerdo y/o el niño no vive esas situaciones de conflicto.
En este proceso también es muy importante la edad, pues unos adolescentes encajarán mejor la ruptura de sus padres que unos niños más pequeños. La adaptación a este cambio va a ser muy diferente. Tal vez, la peor edad podría decirse que va de los 5 a los 11 años. En este período, los niños todavía dependen mucho de los padres, más que del grupo de amigos, por lo tanto, cualquier cambio en la estructura familiar les va a afectar.
El adolescente está más pendiente del grupo de iguales que del núcleo familiar, la capacidad de razonamiento de los mayores es más parecida a la de un adulto, y por tanto entenderán la situación y verán las cosas de otra manera.
Consecuencias que pueden causarlesPara los niños un divorcio es una situación muy estresante, y es frecuente que expresen esto a través de hechos, ya que a lo mejor no tienen la suficiente capacidad como para expresarlo emocionalmente.
Podríamos hacer un paralelismo con un proceso de duelo. Los niños van a tener que elaborar una pérdida, se enfadarán, llorarán, se negarán a aceptarlo, desearán que sus padres vuelvan a estar juntos y al final lo aceptarán. Otros factores que también se pueden manifestar es que bajen en el rendimiento académico, que tengan dificultades sociales o problemas de conducta.
Y si el divorcio es traumático, sí puede causarles algún problema, si esta situación de conflicto se mantiene en el tiempo, es decir, si los padres se llevan fatal y después del divorcio, los niños siguen viviendo situaciones de conflicto elevado, esto podría tener repercusiones importantes. Aunque es cierto que, lo normal, si todo va bien, o que el niño supere el divorcio en un año.
¿Qué deben hacer los padres?
Los niños deben estar informados en todo momento de lo que sucede. Hay que darles una explicación de lo que ocurre, sea cual sea su edad. Si son pequeños, hay cuentos infantiles que nos pueden ayudar a explicarlo, lo ideal es un apoyo mutuo entre la pareja divorciada, cooperando y evitando la confrontación.
Deberían decírselo los dos padres juntos y dejarles muy claro que no tiene nada que ver con ellos porque los niños tienden a culpabilizarse del divorcio de sus padres.
Otra de las cosas importantes que hay que evitar, es culpar al otro cónyuge del divorcio, así como hablar mal de él/ella delante de los niños.
En el caso de que los padres no se vean capaces de hacerlo bien por sí mismos, deberían acudir a un mediador para que les ayude a hacer este proceso lo mejor posible, por el bien de ellos y sobre todo, de sus hijos.