top of page
  • Foto del escritorredcomarcamx

Andrés Manuel, el gran reformador

Por: Simona Gerard

Casi cada paso que da, ha enfrentado el escarnio y la desinformación, la oposición de un sector político cada vez más agresivo, el vicio de las viejas prácticas; Andrés Manuel enfrenta a diario los embates mediáticos de la corrupción que se resiste a morir, la guerra fría de rivales que durante años, amasaron fortunas que hoy les sirven para agredir desde el anonimato en el que se esconden.

La clausura de las obras de lo que sería un moderno aeropuerto iniciaron con la pregunta: "¿Habremos votado bien?" Pero la mayoría ignoraba que el proyecto de Texcoco estaba plagado de vicios, obviamente, generados desde la cúpula más alta del gobierno anterior.

"¿Por qué no persigue a los corruptos? ¡Está coludido! ¡Es cómplice!" Porque en la visión de Andrés Manuel, las prioridades del país son otras, había que hacerse cargo de los más necesitados, los que nunca antes tuvieron una vida medianamente digna, los más pobres de México, millones de seres humanos que siempre fueron tratados como ciudadanos de segunda. En ese actuar, existe una inmensa mayoría a la que esto no le parecía una prioridad; pero este país no cambiará jamás si no se empieza desde las bases que transforman un entorno, y el nuestro estaba podrido, aunque casi no lo notáramos.

Hoy, los medios se han volcado en contra de este reformador que prácticamente cortó de tajo las corruptelas disfrazadas de pago por concepto de publicidad; varias decenas de periodistas, empleados del régimen anterior, se quedaron sin el "apoyo", que bajo algunas circunstancias sumaba varios millones de pesos al año, y eso es de lo que hay registro, lo que se hizo público, ni pensar en lo que no lo fue.

La segunda falta de López Obrador, la que le achacan sus adversarios políticos, fue limpiar PEMEX, una de las pocas empresas que sobrevivieron a una historia larga de privatizaciones, más no libre de saqueos.

Durante años, PEMEX fue la caja grande de un cacique como Romero Deschamps y de varios expresidentes que le robaron a México con el "huachicoleo institucionalizado"; las pipas salían, sin registro, a abastecer miles de estaciones gasolineras de México, el dinero se quedó en algunos bolsillos mientras que una parte del pueblo robaba lo que podía de tomas clandestinas, abiertas en expreso para distraer el verdadero saqueo que vino desde la cúpula.

López Obrador, llegó para hacer las cosas de otro modo, porque está más que claro que para México o cualquier otro país en el mundo, hacer lo mismo y dar los mismos pasos, representa que al final llegues al mismo lugar. México ya no puede dar pasos sobre sus huellas, había que hacerlo de otro modo, aunque duela, aunque cueste.

La liberación de Ovidio, puso fin a una guerra interminable, porque a nadie le conviene vivir una guerra, la historia dice que la mejor batalla es siempre la que no se libra, una necedad habría costado más vidas de las muertes que hoy podemos contar, muertes que sin inhercia de un sistema que durante años careció del más mínimo control. No, aunque no guste, un año no es suficiente para cambiar un vicio con décadas de arraigo, el narcotráfico no muere matando a cien, ni a mil; sí, nuestro tema es educación y justicia social, valores y respeto por la vida, las armas ya las probamos y nada cambió a pesar de que la tierra de cada rincón de México se tiñó de rojo con la sangre de "los buenos" y la de "los malos". Sí, hay que dar el primer paso hacia un lugar diferente, si, "Abrazos, no balazos", una metáfora que no se lee como se debe, porque no queremos leerla; se dijo así, de una forma en la que los niños pueden entenderla, porque son ellos los que construirán la nación que nosotros no pudimos. "¡Fuchi! ¡Guácala!", Andrés Manuel no es la persona rudimentaria que quisieran que viéramos, su mensaje va dirigido a esa generación que todavía puede salvarse, pero explicarlo requiere de mucho trabajo y este país tiene otras heridas que aún no sanan:

Salud, seguridad, corrupción, marginación, saqueo, excesos...no es nuevo, las soluciones fáciles nos pusieron siempre en un laberinto, en un callejón sin salida.

López Obrador, presenta el rostro cada mañana, expuesto a lo que venga, pero de frente; hay pocos juicios de valor sobre lo que es, porque el resultado de esto a lo que llamó "Cuarta Transformación", requiere tiempo y mucho entendimiento que nos permita superar un paradigma de pensamiento y acción. La historia dará cuenta de los frutos que este gran reformador siembra hoy, a pesar de remar en contra de la corriente.

bottom of page