El oriundo de Michoacán Crisóstomo García González, radicado en Michigan, Estados Unidos, desde hace más de 37 años, convenció a su compadre Eráclito Meléndez Ibáñez de no volver a consumir café de #Starbucks por un mes.
Batalló mucho, pues Chóstomo (como le llamaban sus amigos cercanos y familiares) era adicto al machiato con jarabe de vainilla y leche de almendras sin gluten, su familia, incluso, le había regalado una cafetera automática de esas que usan cápsulas y que tienen distintos sabores, sin embargo Chris (llamado así por sus amigos anglosajones) prefería por mucho el café de la reconocida cadena internacional. Eráclito convenció a su compadre haciéndole rápido una cuenta en la calculadora de su iPhone, y tras demostrarle el dinero que se ahorraría, logró convencerlo.
Crisóstomo dejo de beber el machiato, dos meses después, observó como crecía su cuenta de banco de forma espectacular, por lo que decidió sacrificar más meses su culposo placer. Cuatro años más tarde, él y su compadre pasaron a la concesionaria y escogieron un hermoso automóvil clásico de color guinda (hay pocos en el mundo) y Chóstomo lo compró. Desde entonces, pasa frente al local de Starbucks sonriendo en su auto y es la envidia de ese suburbio al sur de Michigan.
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